Hoy en día, hablar de arquitectura corporativa va mucho más allá de levantar edificios o diseñar espacios funcionales. El verdadero valor está en crear proyectos con propósito e impacto, dos conceptos que se han convertido en ejes centrales de la arquitectura corporativa contemporánea y que marcan la diferencia entre un simple inmueble y un espacio corporativo que transforma organizaciones, su forma de trabajar y relacionarse, y que transforma también comunidades, barrios y ciudades.
El propósito: el “para qué” y el “por qué”
Todo proyecto de arquitectura corporativa debería comenzar con una pregunta clave: ¿cuál es su propósito? Es decir, ¿para qué se planifica e implanta y por qué es relevante para la empresa, para sus personas, para la sociedad y el entorno?
Este propósito no se limita a dar respuesta a las normativas urbanísticas ni a los modelos de negocio tradicionales, sino que exige investigación previa, conceptualización y un enfoque innovador. La arquitectura corporativa con propósito entiende cada espacio como un servicio que genera experiencias y valor añadido, y no solo como un continente vacío.
En un post reciente, los socios fundadores de plug&go, Covadonga G. Quintana y Óscar Herrando, explicaban sobre nuestro propósito: “Nuestro nombre y claim son realmente un propósito de lo que buscamos, que es generar emociones positivas a través del diseño de espacios de trabajo”. “Creemos totalmente que a través del diseño y de cómo configuras cualquier tipo de espacio, se puede generar bienestar y lograr que las personas estén mucho más a gusto”.
Para plug&go, los metros cuadrados no son los que dan valor a un cliente. “Hay clientes con oficinas de 100 metros que tienen un proyecto de transformación súper interesante. Nuestra vocación siempre es hacer proyectos que realmente aporten y que nos aporten; impulsar los procesos de transformación de nuestros clientes a través del diseño y el espacio. Es seguir haciendo proyectos tan interesantes como los que hacemos”.
El impacto: el legado que dejan los edificios
Cada proyecto de arquitectura corporativa deja una huella, positiva o negativa, sobre la ciudad, el barrio, las personas y el medioambiente. De ahí que el impacto sea también un elemento a diseñar conscientemente. Ya no basta con cumplir normativa; hoy las preguntas clave son:
- ¿Qué sentido tiene este desarrollo en relación con el entorno urbano?
- ¿Cuál será su impacto social y medioambiental?
- ¿Cómo puede convertirse en motor de regeneración urbana?
Este cambio de mentalidad responde también a una nueva demanda del consumidor: espacios con propósito que generen experiencias auténticas y sostenibles.
El marco ESG (Environmental, Social & Governance) y el concepto de triple balance han llegado para quedarse. Los edificios del futuro no solo deben ser rentables económicamente, sino también generar un impacto positivo en el planeta, en la sociedad y en el tiempo.
El impacto no solo se mide en términos sociales o medioambientales, sino también en el look & feel de los edificios. El uso de materiales Km 0, estructuras sostenibles como la madera y un diseño que sitúe al usuario en el centro son esenciales para crear experiencias memorables.
Porque al final, la arquitectura con propósito no trata únicamente de construir, sino de crear sentido, pertenencia y valor compartido.
La tendencia de empresas B Corp (Corp es una certificación internacional que se otorga a empresas que cumplen con los más altos estándares de desempeño social, ambiental, transparencia y responsabilidad) y el llamado “4º sector” refuerzan la idea de que la arquitectura corporativa debe estar alineada con valores éticos, transparencia y sostenibilidad.
El concepto del 4º sector se refiere a aquellas organizaciones que, sin ser empresas tradicionales (1º sector), Estado (2º sector) o sector social/ONG (3º sector), combinan lo mejor de cada uno para generar impacto social, ambiental y económico de manera integrada. Son entidades que persiguen beneficios, pero con un compromiso explícito hacia la sostenibilidad, la ética y la transparencia.
Dos atributos defien una organización del Cuarto Sector.
- El propósito social: La organización debe tener un compromiso nuclear hacia un propósito social y por lo tanto integradd en su estructura organizacional.
- Los métodos de negocio: La organización puede desarrollar cualquier actividad , pero que sea consistente con su propósito social y con la responsabilidad con sus grupos de interés.
Nuevas tipologías de espacios para una arquitectura corporativa con propósio
Los proyectos actuales de arquitectura corporativa con propósito no se limitan a un solo uso. Co-living, coworking, student housing, retail y espacios de ocio se integran en desarrollos de uso mixto que buscan ese objetivo de crear comunidades dinámicas, diversas y sostenibles. Estos espacios muestran cómo la arquitectura puede ser palanca de regeneración urbana, al diseñar espacios permeables que multiplican servicios para la comunidad y equilibran lo público y lo privado.
Al integrar en un mismo entorno diferentes funciones —vivir, trabajar, estudiar, consumir y disfrutar del tiempo libre— se reducen los desplazamientos, disminuye la huella de carbono asociada al transporte y se optimiza el uso del suelo y de los recursos energéticos. Esta concentración funcional permite que los edificios sean más eficientes, compartan infraestructuras y servicios, y reduzcan costes ambientales y económicos, lo que los convierte en un modelo más responsable con el entorno.
Además, este tipo de arquitectura no solo apuesta por la sostenibilidad medioambiental, sino también por un propósito social y humano. Al crear comunidades diversas que conviven en un mismo espacio, se fomenta la interacción, la colaboración y el sentido de pertenencia, respondiendo a nuevas formas de vida y trabajo que demandan flexibilidad y conexión. Estos entornos híbridos, donde se cruzan generaciones, culturas y estilos de vida, generan ciudades más inclusivas, dinámicas y resilientes, alineadas con los valores de una sociedad que busca equilibrar bienestar, sostenibilidad y propósito colectivo.
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