Espacios de trabajo que impulsan la cultura del bienestar

La vuelta a las oficinas para muchos trabajadores, la implantación del home office para otros, así como los modelos híbridos de trabajo, plantean grandes desafíos para las empresas y su compromiso con las personas.

Ese desafío supone una oportunidad de crear una cultura de bienestar en las organizaciones, que contribuya a una mejor calidad de vida en los entornos de trabajo. Diferentes estudios corroboran que las personas que son más felices en el trabajo son más productivas y creativas.

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“Hay que tener en cuenta que las empresas, más allá de un simple lugar en el que trabajar, pueden decidir convertirse en el lugar ideal para hacerlo, proporcionando vivencias compartidas y memorables para sus empleados, fomentando así la creación de embajadores de marca y potenciar la atracción de talento. Para conseguirlo, es de vital importancia alinear el propósito de la empresa, con la marca y la cultura global”, relata un artículo de Capital Humano.

Pero, ¿cómo conseguirlo? En este artículo diferentes expertos abogan por la creación de un Plan de Bienestar global que tenga como foco principal a sus trabajadores.

En este sentido -señala el artículo-, Gallup y otros estudios, destacan que los trabajadores que están prosperando en todas las dimensiones del bienestar presentan ventajas frente a los que no. “Cuanto mejor es la experiencia del empleado, mejor será la del cliente y, por ende, su satisfacción y su capacidad de generar beneficios”.

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¿Qué puede hacer entonces una empresa para facilitar el bienestar de sus personas? Hay muchos aspectos relacionados con temas como los planes de carrera, la conciliación vida laboral/profesional o la flexibilidad, por ejemplo. Y, entre ellos, el entorno físico.

El impacto del espacio de trabajo en la cultura del bienestar

Cada vez más empresas tienen en cuenta el impacto del espacio de trabajo en el bienestar de sus empleados y en el equilibrio entre su vida personal y profesional y, por lo tanto, cómo puede llegar a mejorar los resultados de la empresa.

Diseñar espacios de trabajo que potencien el bienestar de las plantillas significa ir mucho más allá del acceso a la luz natural y de incluir criterios ergonómicos en el puesto de trabajo, que son importantes. El punto de partida consiste en implantar el bienestar en la cultura y en el liderazgo empresarial, respondiendo a otras necesidades de las plantillas. Empezando por plantearse la necesidad de que los empleados tengan que desplazarse a diario hasta sus sedes corporativas, cuando pueden trabajar desde cualquier lugar.

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Un espacio de trabajo diseñado para el bienestar es, en primer lugar, flexible y proporciona entornos distintos para los diferentes tipos de trabajo que se realizan a lo largo del día. Una convivencia de espacios individuales y compartidos, abiertos y cerrados para mayor privacidad, formales e informales, que se combinan para que cada persona pueda encontrar la opción en la que mejor se encuentre en cada momento.

La arquitectura corporativa debe concebir el bienestar del empleado en sus tres dimensiones: física, emocional y social.

Somos seres sociales; necesitamos conectar, trabajar en colaboración y charlar con los compañeros, un factor que contribuye en gran medida a nuestro bienestar psicológico. Está comprobado que la interacción social aumenta nuestro bienestar, de ahí la importancia de diseñar oficinas para reunir a las personas.

Por supuesto, la privacidad en la oficina sigue siendo importante para poder mantener conversaciones confidenciales, realizar llamadas o trabajar sin distracciones. La convivencia de espacios abiertos y privados cubre esa necesidad. Lo importante es que los empleados tengan la libertad de decidir qué espacio utilizar según el trabajo que vayan a realizar y con quién.

Las personas son el principal activo de las organizaciones, debemos cuidarlo creando empresas más saludables, seguras, humanas, productivas y sostenibles.