Hace unos meses leíamos en el blog de David Reyero un artículo muy interesante acerca del coworking. En él, hablaba de sus orígenes, de cómo en 1995 se fundaba en Berlín uno de los primeros hacklabs del mundo (C-base), predecesor de los espacios de coworking tal y como los conocemos hoy en día. Pero sobre todo, nos llamó la atención cómo identificaba los distintos tipos de coworking corporativo que existen actualmente.
El coworking es un espacio orientado al trabajo colaborativo que aprovecha las nuevas tecnologías y el mundo digital y ofrece un lugar para que las personas se conozcan y colaboren en diferentes proyectos. El uso de espacios de coworking es una tendencia que se extendió muy deprisa entre los freelance de EEUU y que desde hace unos años comenzó a expandirse también en España y Europa; una tendencia que aún hoy en nuestro país continúa en aumento.
Esta forma de trabajo es cada vez más popular no solo entre pequeños grupos de trabajo sino también entre grandes corporaciones que quieren aprovechar el potencial del trabajo colaborativo dentro de sus organizaciones: es lo que se denomina el “cowoking corporativo”.
Coworking corporativo
Hay varios factores que han impulsado este coworking corporativo.
Uno de ellos, es la aparición de los Millennials (personas nacidas entre 1980-2000), quienes serán la fuerza laboral dominante en la economía durante bastante tiempo. Estos jóvenes están impulsando la tecnología, las comunidades y las nuevas empresas de la economía del compartir, y aquellas que en el futuro quieran atraer a profesionales brillantes y creativos tendrán que hacerlo y conectar con ellos de maneras nuevas y creativas.
Por otro lado, los trabajadores se han vuelto más flexibles y creativos en sus profesiones: están iniciando empresas y crean sus propios puestos de trabajo. El estado actual de la economía ha influido significativamente en la aparición de la nueva fuerza laboral, así como en dónde y cómo trabajamos. Actualmente el 35% de los trabajadores de la economía estadounidense son independientes, y se estima que para el 2020 este porcentaje será del 40%.
Además, muchos profesionales del conocimiento están optando voluntariamente por trabajar fuera de las corporaciones. Aunque estos suponen un número simbólico, representan un éxodo potencial de los mejores talentos hacia nuevas formas de carrera profesional mucho más flexibles.
Por último, las empresas, recuperándose de la crisis, están pasando de estructuras fijas a la flexibilidad en el trabajo, soluciones en la nube y procesos de súper eficiencia -perdiéndose, a menudo, en el cambio la capacidad de innovar para mantener su relevancia-.
Este es el mantra que lleva a combinar el coworking con las empresas para ayudar a las entidades corporativas a evolucionar con las nuevas demandas y expectativas de la nueva fuerza laboral.
Tipos de coworking corporativo
Coworking tradicional
Llamamos tradicionales a los espacios de coworking que operan mediante un modelo de membresía, formados por profesionales independientes y algunos teletrabajadores que trabajan en sus propios proyectos en un mismo espacio físico. Es el modelo de incubadora de empresas, en los que no se invita a las grandes corporaciones.
Modelo de empresa-empresa
En este modelo, dos o más empresas comparten un mismo espacio para que sus empleados trabajen juntos. Es el “modelo de compartir sin relación”, en el que un grupo de empresas comparten un espacio común que ninguno de ellos posee (GRid70 en Michigan es un buen ejemplo).
Modelo de corporaciones amigas
Aquí, las empresas se conocen y tienen una relación como socios estratégicos, desarrolladores o incluso clientes, y están invitados por la empresa principal a compartir su espacio corporativo (AT & T son un excelente ejemplo de este enfoque).
Modelo de startup
El cuarto modelo es el “modelo de startup” donde se invitan startups relacionadas o no con la corporación principal a compartir su espacio corporativo. Es el también denominado público-privado. En este las empresas tienen espacios abiertos en los que invitan a no empleados a entrar, y también funciona como coworking para los empleados. El proyecto Downtown Zappos en Las Vegas es un gran ejemplo de modelo público-privado, quizás el más ambicioso en el mundo. AT&T también está experimentando con este modelo.
Modelo privado
Son corporaciones que deciden crear un espacio de coworking en su sede. Se trata de espacios privados abiertos sólo a los empleados. En el caso de Coca-Cola, por ejemplo, sus empleados fueron especialmente lentos en adoptar este concepto. Esto fue debido, en parte, al hecho de que, estos empleados tenían originariamente un despacho fijo y, en parte, al hecho de que Coke todavía funcionbaa con departamentos muy estancos. A los pocos meses de su experimento tuvieron que llevar a cabo acciones con el fin de atraer a sus empleados al espacio. El caso Coca-Cola demuestra que, incluso en las empresas que están listas para experimentar con nuevas formas de trabajo, el cambio cultural es necesario para que todo el potencial del coworking corporativo se haga realidad.
Modelo de patrocinio
En este modelo de coworking corporativo, una empresa patrocina un espacio de coworking. Un excelente ejemplo de este modelo es el impresionante “campus” coworking de Google en el este de Londres, donde los empleados de Google no trabajan realmente en la instalación, pero asisten a ella para capturar ideas a través de los eventos que allí se celebran y sirven como mentores voluntarios a los coworkers.
Una nueva forma de trabajo
Nos quedamos con la reflexión de David Reyero:
El coworking supone una nueva forma de trabajar que encaja bien con el actual modelo de la economía de la innovación y la sociedad abierta. Más allá de una nueva forma de trabajar es gestión del cambio para cualquier organización que quiera potenciar los valores implícitos que lleva asociados (diversidad, apertura externa, creatividad, salir de la zona de confort…).Si se gestiona con inteligencia y adaptado a cada cultura organizativa y retos de negocio puede ser una importante ventaja competitiva, tanto para generar nuevas ideas que aumenten la rentabilidad como para potenciar el compromiso y desarrollo de los equipos internos. ¿Te atreves a probarlo?