El estudio Workforce Study 2016 de Oxford Economics estimaba que en el 2020, el 45% de la fuerza laboral mundial iban a ser knowmads. Hace 4 años hablábamos de esos nómadas del conocimiento viendo que ese porcentaje estaba lejos de ser alcanzado. Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 ha convertido en knowmads a muchos equipos que antes era impensable.
“Cambiar por estrategia, no por obligación”. Esa es la línea en la que ya trabajábamos en plug&go antes de la Covid-19. Plantearse el para qué vamos a la oficina, definir qué clústers a futuro y a medio plazo tiene más sentido que sean itinerantes, y cuáles lo van a incorporar como una medida más de conciliación y de flexibilidad, ya que no todos los perfiles son iguales en la organización, y requieren -por ende- de herramientas distintas para el desempeño óptimo de sus objetivos.
En la actualidad nos estamos encontrando con todas las compañías que adaptan sus espacios de trabajo a protocolos de higiene y salud, pero hay otras compañías que eligen ir más allá: transformarse. En este sentido, la tecnología y el diseño son aliados para culminar esa transformación –incorporando a través de la digitalización cambios de modelos de liderazgo, y a través del diseño, morfologías con entornos alejados de la idea de pradera o granja. Buscar el cambio estratégico y no por obligación-, ancla el propósito en positivo, y contribuye a “mejorar” porque mira a medio plazo, y no simplemente adopta medidas a corto “para evitar miedos”.
Lo que buscamos a través de la tecnología es el Always on, es decir, poder estar siempre conectados y trabajar desde cualquier lugar. La oficina líquida. Ahora bien, el modelo por el que abogamos a través de la tecnología y su aliado: el diseño, no puede pasar de control en la oficina al control en casa, eso no es el flexibilidad. Flexibilidad es poder trabajar desde espacios diferentes a la oficina. Esa idea del espacio asociado a su uso, permite hablar de la oficina líquida.
En este concepto de espacios de bienestar, seguros y saludables, las instalaciones también tienen protagonismo y la tecnología permite adaptar las instalaciones a las personas, no para ahorrar energía sino para mejorar la calidad del espacio y su uso. Tecnología, a través de la domótica y la inteligencia artificial permiten flexibilizar y adaptar las instalaciones al uso en cada momento: iluminación, calidad del aire, presencia, aforos, control de temperatura, reconocimiento…
Avanzamos hacia un cambio del modelo de ocupación, por la definición de clústers donde habrá perfiles más itinerantes, más residentes, más colaborativos o más confidenciales, por lo que es fundamental que haya una herramienta que nos permita hacer uso de esa oficina para poder gestionar, reservar y sacar mayor provecho del uso del espacio, además de sus beneficios para el propio usuario y el equipo del mantenimiento y facilities.
En esta fase de desescalada, las zonas de office y de restauración junto con la recepción, son las zonas más calientes. Aquí la tecnología ayuda a la gestión del cliente externo, porque son puntos de encuentro, plazas donde las medidas de higiene cobran mayor importancia y donde la higiene ha de controlarse como punto de partida.
Haciendo una reflexión inspiracional, si nos planteamos para qué vamos realmente a la oficina -que no podamos hacer en cualquier otro sitio-, vemos que vamos a la oficina para tres cosas: propósito, comunidad y conexión. Porque es difícil conectar propósito y ADN de la compañía a través de una plataforma digital, es muy difícil conectar y crear ese vínculo emocional con el equipo en una plataforma digital y es muy difícil la conexión con otros partners o el networking. Esa energía humana no se puede transmitir a través de una pantalla, por lo que la oficina es un espacio que siempre va a permanecer, donde construir cultura.
En estas fases de desescalada y apostando por mirar no sólo el corto, sino el medio plazo, desde plug&go trabajamos en medidas de bienestar, incorporando herramientas para que las personas sean felices y conseguir una sociedad más sostenible a través del espacio de trabajo.
Por Covadonga G. Quintana